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🎤 Behavioral Interview con Jose Arellano

Entrevista a Jose Arellano, consultor y docente en ciencias del comportamiento.



1. Cuéntanos de Jose y su experiencia.

¡Hola! No me encanta describirme pero la pregunta me lo pide y me cuesta decir que no. Soy un tipo curioso, tranquilo y amigable. Clásico overthinker y con algo de síndrome del impostor; las ciencias del comportamiento no son solo mi herramienta de trabajo, sino que forman parte de cómo veo el mundo, mi mundo y a las personas en él. Me gusta trabajar con propósito y discutir sobre cualquier tema con base en argumentos lógicos, mejor si es con base en evidencia científica!


Estudié psicología social en pregrado y trabajé cerca de 4 años en proyectos de investigación social y de mercados, en Ipsos. Para mí, Ipsos fue un invaluable campo de entrenamiento en gestión de la investigación cualitativa y, sobre todo, cuantitativa. En paralelo, tras graduarme tuve la oportunidad de ser Asistente de docencia del curso de Psicología Social de la PUCP por un año y medio, lo cual me mantuvo ligado a la psicología (más en la academia que en la industria). Luego, trabajé por un año en el Instituto Integración del Grupo RPP, donde pude liderar procesos de investigación a nivel nacional y escribir artículos especializados en temas como democracia, salud y educación, con el fin de difundir y poner en la agenda pública temas de fondo (no coyunturales), enfatizando la perspectiva ciudadana y técnica (visión de expertos).


Mis ganas de seguir aprendiendo y de aplicar de manera más formal y directa la psicología me llevaron a estudiar un MSc en ciencias conductuales y económicas (2015-2016); aventura que me llevó a luego explorar el mundo de la innovación y co-fundar una consultora especializada en ciencias del comportamiento.


2. ¿Cómo nació tu interés en las ciencias del comportamiento?

Las ciencias del comportamiento (aplicadas) se pueden entender, al menos en buena medida, como la aplicación de conocimiento desde la psicología para resolver retos conductuales de manera práctica.


En ese sentido, mi interés en este campo tiene sus orígenes desde el pregrado, donde elegí psicología como carrera. Cada persona, o al menos muchas, eligen una carrera en base a interés (e.g., retorno futuro), habilidad y/o vocación. En mi caso, fue solo vocación: en mi adolescencia me di cuenta de lo particular de las interacciones humanas, de cómo nos veíamos y tratábamos unos a otros; a veces para bien, otras para mal. Estudiar psicología fue la forma de entenderme y entender mejor a los demás.


El interés se consolidó cuando, tras haber terminado mis estudios de pregrado y trabajado algunos años en investigación social y de mercados, encontré literatura y programas de formación en “economía conductual” y “ciencias conductuales”. No fue difícil entender el mensaje sobre su utilidad: formas prácticas de emplear principios psicológicos no solo para entender, sino para diseñar intervenciones sencillas y escalables que contribuyan a mejorar la vida de las personas. Aunque el campo no está exento de críticas pertinentes, su rigurosidad metodológica y creciente evidencia de impacto en el mundo real me mantienen enganchado hasta el día de hoy.


3. ¿Qué principio conductual te gusta más? ¿Por qué?

No hay uno que me guste más (#1), pero entre mis favoritos está el sesgo por el presente. Me gusta porque muchas veces es bieeen útil para explicar (¡también para intervenir!) retos conductuales en diferentes áreas como la salud (e.g., alimentación saludable: postre hoy, ensalada mañana) o la economía (e.g., ahorro para el retiro: gasto hoy, ahorro mañana).


También, desde un lado un poco más nerd, porque es intuitivo y contraintuitivo a la vez. Es intuitivo porque es muy fácil comprender una de sus implicancias fundamentales sobre cómo somos los seres humanos: solemos ceder ante (postergar) los beneficios (costos) inmediatos, suena “obvio” (aunque creo que es más obvio luego de escucharlo, en retrospectiva #hindsightbias). Sin embargo, es contraintuitivo porque es más difícil comprender el principio de manera formal o integral; con esto me refiero a la inversión de preferencias que suele ocurrir cuando se agrega un periodo de tiempo fijo a los resultados o payoffs. Y esto último es importante no solo porque es parte esencial del principio, sino porque da luz directa a un mecanismo de intervención para el cambio conductual: poner un plazo de tiempo entre la decisión y sus consecuencias (sean costos o beneficios).


4. Cuéntanos de una intervención / experimento que aplica este principio.

Creo que uno de los mejores ejemplos de este principio es el programa de ahorros Save More Tomorrow (“Ahorro más ‘mañana’”) creado por Thaler y Benartzi. Lo escojo porque es una intervención: 1) basada en evidencia, 2) bastante simple, y 3) que ha logrado ser implementada (a escala) con éxito.


Sin entrar en detalles: las personas se comprometen, por adelantado, a destinar una parte de sus futuros aumentos salariales a los ahorros para su jubilación. Es decir, en lugar de ahorrar hoy (costo inmediato; no gastar), ahorraré en el futuro PERO lo decido hoy (costo postergado; ok lo puedo aceptar).


Según cifras del propio Benartzi, este programa ha ayudado a más de 15 millones de estadounidenses a incrementar sus tasas de ahorros. Save More Tomorrow también es chévere porque muestra cómo se pueden integrar distintos principios conductuales dentro de una misma intervención de manera coherente (incorpora principios como la aversión a la pérdida y la inercia).


5. ¿Cómo ves el desarrollo de las ciencias del comportamiento en América Latina en los próximos 5 años?

No estoy seguro. Aunque a veces creemos que sí, las personas no solemos ser muy buenas para predecir con precisión lo que ocurrirá en el futuro en contextos con muchas variables en juego. Sin embargo, aventurándome a lanzar algunas ideas y en base a lo que ha venido ocurriendo:

  • Cada vez más organizaciones (consultoras) de afuera, ya establecidas, muestran interés en desarrollar proyectos en la región desde la perspectiva de las ciencias del comportamiento. Si la tendencia sigue, ello podría progresivamente ir abriendo el mercado (demanda) y, ojalá, impulsar el desarrollo/crecimiento de iniciativas o recursos humanos locales (oferta).

  • La pandemia, que sigue en curso, generó un notorio aumento de la atención en retos de cambio de comportamiento que no pueden ser resueltos únicamente a través de herramientas tradicionales (e.g., regulación, mandatos o incentivos). Además, la crisis económica a raíz de la pandemia podría generar más apertura hacia el uso de herramientas no tradicionales, especialmente aquellas de bajo costo. Ambos factores podrían -en los próximos años- promover un mayor interés de organizaciones públicas y privadas en aplicar las ciencias del comportamiento como parte de sus operaciones o proyectos.

  • Muchas organizaciones tienen (relativamente) nuevas áreas o prácticas de innovación, que fomentan el trabajo interdisciplinario y la diversidad. Parte de esa diversidad se vería muy beneficiada de incluir a científicos conductuales, quienes pueden agregar valor tangible a etapas como la investigación formativa, ideación o experimentación, a través de conceptos científicos prácticos y/o mayor rigor metodológico. En ese sentido, las ciencias del comportamiento no tienen que aplicarse solo desde una única perspectiva ni tampoco ser las protagonistas; podrían ser parte de una aproximación más amplia (¡y más rica!) para el diseño de soluciones más potentes. Posiciones como los “behavioral designers” podrían (deberían) volverse más demandados en los años que vienen.

6. ¿Cuál sería tu consejo para estudiantes o especialistas de marketing, innovación, comunicación, diseño o similares que están empezando a descubrir las ciencias del comportamiento? ¿Cómo pueden aprender más sobre la disciplina?

Para alguien que recién empieza, a veces pueden pasar dos cosas opuestas (lo cual es interesante): 1) la persona se abruma al darse cuenta de que el campo es enorme y puede llegar a ser complejo (e.g., teoría psicológica) o técnico (e.g., estadística, diseño experimental), o 2) la persona simplifica y piensa en este campo de conocimiento como un tema “sencillo”, que básicamente se resume en algunos sesgos y nudging, lo cual refleja una reducción imprecisa. Tal vez una tercera opción es no saber por dónde empezar.


Para los primeros y terceros, sugiero iniciar de a pocos, sobre todo con libros de divulgación o textos aplicados e introductorios de autores/instituciones reconocidas (e.g., Thaler, Kahneman, Ariely, Sutherland, BIT, Ideas42, Irrational Labs, etc.). Ello les puede dar un mapa más accesible y general sobre las ciencias del comportamiento, además de referencias bibliográficas que luego pueden revisar para profundizar, conforme van descubriendo sus intereses más específicos. Paso a paso.


También hay algunos buenos cursos cortos en línea, tanto sincrónicos como asincrónicos (algunos gratis), en inglés y en español. Para los segundos, sugiero lo mismo y agrego el que no se queden con la primera impresión o con los conocimientos de un solo texto, libro o podcast; tampoco con los de dos. Hay cada vez más libros y cientos de artículos científicos accesibles (eso sí, lamentablemente la gran mayoría en inglés) que se pueden explorar y hacen de las ciencias del comportamiento ricas tanto en extensión como en profundidad.


¡Muchas gracias Jose por responder a las preguntas! Espero los lectores puedan aprender de tu experiencia y sugerencias 😄


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Silvia Cottone

Behavioral Science Consultant

& Worldwide Keynote Speaker


Esta entrevista es parte de la serie Behavioral Interviews. Puedes leer más entrevistas a expertos de las ciencias del comportamiento aquí.

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